Acompañante profesional para damas. Sensual, erótico y sexual. - México DF

Esta es una serie de relatos tipo anuncio que he preparado para ustedes hermosas mujeres.
El principal propósito de este anuncio es darte a conocer un servicio y por medio del mismo anuncio ayudarte a profundizar un poquito en las marañas de la sexualidad. No me preguntes porqué marañas, simplemente me vino la palabra a la mente mientras buscaba algo idóneo con que expresar un conjunto con tantas complicaciones. Fíjate que he dicho conjunto a propósito, claro, la sexualidad se compone de muchas actividades, acciones, conceptos y más. Eso me gustaría dejarlo bien claro, generalmente cuando se piensa en sexualidad –creo yo, podría equivocarme- se piensa en coito o penetración solamente y se hace a un lado todo el cortejo, el mimo, el besuqueo, las caricias tiernas y las cachondas, el cachondeo, la agarrada de nalgas –aún con ropa- la sacada de tetas de ese brassier que quiere ser desabrochado o jalado, bajado o subido esperando unas ricas lamidas en los pezones, una buenas lengüeteadas o chupadas o mamadas, una buena apretada con una mano en la teta y otra en las nalgas o en la panocha aún dentro de su calzón o mejor aún, una mano que se logra escabullir sigilosamente –al menos me gustaría creer eso- dentro del calzón donde rebosa una maraña de vellitos y nos detenemos a sentir y a descansar para continuar nuestro camino en busca de un jugosa y húmeda panochita, que quizá por el cachondeo ya se halla venido una o hasta dos veces –qué rico- o talvez no simplemente está en espera de mayores elogios y cumplidos; así que mejor bajamos ese calzoncito húmedo y le damos un besito en el pubis mientras encaminamos los calzones fuera de las fronteras pierniáceas –ja, ja, no sé si exista la palabra, sólo espero que la entiendan- así pues nos encontramos con los flamantes pies. ¿Han notado que sexis son los pies? Quién no, trate de poner atención, son hermosos; sobre todo cuando provienen de todo este cachondeo. Llegado ese deleite con los pies tenemos opciones, una continuar complaciéndola sensual y eróticamente o dejar que ella tome también las armas de la seducción y transforme esa lujuria que viene acarreando en un besuqueo, un tentar por encima del pantalón una verga dura y erecta que clama por sus caricias y atenciones, un desabrochar el pantalón y bajarlo con todo y calzones –qué caray- mientras sale el animal en celo, quizá babeante, quizá esperando ser tomado por sus suaves manos para comenzar a lengüetearlo y metérselo a la boca para cubrirlo y masajearlo con la lengua y empaparlo con su saliva. Así, mientras le acerco más la cabeza para que se coma toda mi verga y después la lama como paleta, la agarre con sus pequeñas manos mientras me conduce en cuerpo y verga hacia su panochita húmeda, abierta como flor esperando que sumerja mi aguijónsote en esa cosita rica de color rosa y carne, aunque antes de sumergir mi vergota en la que parece una inocente e indefensa panochita, yo me sumerjo en las profundidades del placer y la cubro de besitos alrededor de sus labios menores, pero no alcanzo a controlarme por completo y de vez en cuando doy lamidas y chupetones en los labios y busco ese hermoso clítoris que acaricio con mi lengua; cubro por completo esa hermosa y deliciosa panochita –que olor tan exquisito, de verdad- con mi boca y succiono el néctar delicioso que segrega de a pocos. Ahora sí, bien caliente y bien chupada y masajeada me dispongo a introducir mi súper verga en la nada indefensa e insaciable panochita vestida de vello negro. Cómo gimes hermosa cuando comienzo a meterte la verga, me comienzas a pedir que te la meta, me dices, “así, más fuerte, ay qué rico”, cómo se juntan ambos pubis, qué bien se ven y se sienten esas piernas pegando una veces en los hombros otras volando en un vaivén erótico; las tetas para atrás y adelante –qué espectáculo. Otras veces te agarro las tetas, otras muevo tus piernitas o te cambio de posición para estimularte diferente. Me encanta verte gozar, me encanta hacerte gemir y decir cosas vulgares, sexuales. Me encanta la idea de verte venir, de hacerte venir y venirme sobre de ti, sobre los pechos, en tu boca, de que goces al máximo, de seguir acariciándote, de estrujarte las nalgas y besarte la entrepierna, los muslos, el cuello; de permanecer abrazado a ti mientras nos relajamos y te muerdo a poquitos en los hombros y en la cintura, y en las nalgas, y te beso los pies y acaricio las tetas nuevamente …
Échame una llamadita ¿quieres?
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